Concepto de frontera


El mundo de la modernidad nos dejó territorios representados en los mapas, naciones conformadas con límites claros; también conocimientos organizados en campos y disciplinas delimitadas y caracterizadas por objetos y métodos específicos.

La modernidad nos legó también un conjunto de artes, con espacios propios, lenguajes y discursos claramente distintos. La contemporaneidad, por su parte, rompió con el orden moderno. Lo múltiple, lo diverso, lo distinto, lo heterogéneo, lo plural, lo virtual constituyen el foco de estudios sociales, históricos, antropológicos, educativos.

Multiplicidad de miradas, pluralidad de perspectivas dan cuenta de una contemporaneidad inasible.

En esta cultura contemporánea, tematizar la idea de frontera requiere superar el sentido cartográfico de límite y afincarse no ya en el estrecho trazo del linde sino en un espacio, en un ámbito experiencial que se da en el tiempo y en el que tiene lugar la cultura. La frontera podría definirse entonces como ese espacio-tiempo en el que confluyen de manera multidimensional, compleja, contradictoria, incierta, elementos y procesos, figuras y discursos, que rechazan todo emplazamiento y todo aislamiento. Las fronteras son ámbitos móviles, porosos, dirá Renato Ortiz (2004, p. 135), lábiles, flexibles, transitables, en las que se dirimen las luchas y conflictos de la contemporaneidad, en los que se hibridan y dialogan saberes y discursos.

Ante la desterritorialización de los espacios, la fugacidad de los tiempos, ubicados en las móviles fronteras temporales, los seres humanos buscan en el vínculo, en el diálogo, en la expresión y la comunicación, el sentido del nos-otros. Y en este contexto, el arte contemporáneo ocupa un lugar protagónico.





La educación artística en la cultura contemporánea
Stella Maris Muiños de Britos

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