El juego y el ritmo y favorecen habilidades sociales, emocionales, cognitivas y físicas.
Son elementos que desarrollan la sensibilidad estética, además de crear un ambiente cálido y afectuoso que permite un adecuado desarrollo personal y social.
“La educación por y para el ritmo es capaz de despertar el sentido artístico de todos los que se someten a ella” ( E.J Dalcroze)
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